Categoría: Salud

  • Cuándo se sienta un bebé y cómo le puedes ayudar a lograrlo

    Cuándo se sienta un bebé y cómo le puedes ayudar a lograrlo

    Aunque, en principio, pueda parecer un tema baladí, la cuestión de cuándo se sienta un bebé se la plantean muchos padres, ya que representa un punto de inflexión en su desarrollo.

    Teniendo en cuenta que sentarse no es un movimiento involuntario ni espontáneo del cuerpo humano, el momento en que un bebé empieza a hacerlo solo es un gran logro, puesto que comienza a ejercer control sobre su equilibrio y, a partir de ahí, no tardará en gatear, ponerse de pie y dar sus primeros pasos.

    Con cuántos meses se sientan los bebés

    La mayoría de los niños empiezan a sentarse solos entre los seis y los nueve meses, cuando descubren que esta posición les da seguridad para hacer cosas como jugar.

    Realmente, para un bebé de menos de un año, sentarse por sí solo representa una verdadera prueba de equilibrio, considerando el tamaño y el peso de su cabeza, que ocupa aproximadamente, el veinticinco por ciento de su cuerpo.

    La evolución hasta que un bebé se sienta sin apoyo

    Antes de conseguir sentarse sin apoyo, un bebé pasa por un aprendizaje paralelo a su desarrollo.

    Evolución del bebé hasta sentarse

     

    Mini flexión a los 4 meses

    Un momento esencial que sienta las bases para alcanzar la posición sedente es cuando, a los cuatro meses, el bebé intenta salir de la posición decúbito prono (boca abajo) y hace una mini flexión. Así, entrena la musculatura de la espalda y la nuca, de manera que esté suficientemente reforzada para cuando se siente.

    Sentarse sin equilibrio a los 6 meses

    Más tarde, a partir de los seis meses, el bebé podrá sentarse sin ayuda brevemente, tras lo cual se tambaleará y caerá hacia un lado. Para evitar caídas dolorosas con los primeros intentos, es recomendable que se encuentre sobre una superficie firme pero blanda y que tú te quedes a su lado o que lo rodees de cojines para amortiguar la caída. 

    Un error que suelen cometer los padres es sentar al niño una y otra vez para que aprenda a estar en esa posición. Pero los pediatras y ortopedas aconsejan esperar a que el bebé se siente por sí mismo para favorecer un desarrollo saludable de la espalda, lo cual, a su vez, es muy importante para que el niño logre sentarse, gatear y andar. 

    De hecho, muchos bebés empiezan a gatear en cuanto ya se pueden sentar solos. Lo hacen dejándose caer hacia delante con las manos y colocando las rodillas en el suelo. Primero, se mueven hacia delante lentamente para guardar el equilibrio y la coordinación, y, después, lo hacen cada vez más rápido. Sin embargo, a algunos niños les cuesta mucho llegar a sentarse desde la posición vertical.

    Comer y sentarse: ¿están relacionados?

    El momento en que un bebé puede comer su primer alimento sólido es una etapa más de su desarrollo, pero no está relacionada con el logro de sentarse.

    Lo que sí ocurre es que cuando se sienta un bebé sin apoyo, los padres pueden aprovechar la ocasión para empezar a darle alimentos sólidos y que coma junto a ellos.

    Es justo lo que recomiendan las comadronas y los pediatras esperar hasta que el bebé se pueda sentar por sí solo en una trona para  cambiar de los potitos y las papillas a la comida sólida.

    Cómo puedes ayudar a tu bebé a que aprenda a sentarse

    Ayudar a un bebé a que aprenda a sentarse

    Como ya hemos explicado anteriormente, para los bebés, sentarse es una de las acciones más complejas que pueden hacer con su cuerpo, aún pequeño y frágil. 

    Por tanto, una de las claves a la hora de ayudar a tu peque a que aprenda a sentarse de forma autónoma, es procurar que fortalezca la musculatura de su cuello, su torso y sus caderas.

    Para ello, puedes usar varios recursos:

    • Acuéstalo sin almohada.
    • Llévalo en el portabebés con la espalda en la posición correcta, es decir, permitiendo la curvatura natural de la espalda y apoyando bien la cabeza durante los primeros seis meses. El portabebés favorece desde el nacimiento el desarrollo saludable de la espalda y la postura de la ranita, que es importante para el crecimiento de las caderas. La postura correcta también es esencial para las acciones posteriores de sentarse, gatear y caminar.
    • Ponlo boca abajo y motívale con juegos para que levante ligeramente la cabeza y, así, refuerce la musculatura. Con un sonajero bonito también puedes intentar hacer que el niño se mueva hacia una posición sentada determinada.

    ¿Y si con nueve meses aún no se sienta solo?

    Si tu bebé no forma parte del noventa por ciento de los niños que ya con ocho meses se sientan con seguridad para jugar y comer, no debes alarmarte. 

    Cada bebé tiene su propio ritmo de desarrollo y quizás el tuyo necesite más tiempo o esté aprovechando esa etapa para aprender otras cosas.

    En todo caso, si ves que con nueve meses aún no ha logrado sentarse sin apoyo, puedes mencionárselo al pediatra en la próxima visita. Quizás te aconseje ayudarle a desarrollar los  movimientos con métodos fisioterapéuticos especiales o gimnasia terapéutica.

    Por tanto, más allá de cuándo se sienta un bebé, es importante ir observándolo, intentar que fortalezca su musculatura, estimular sus movimientos autónomos y consultar al especialista en caso de no ver avances después del medio año.

  • Inducción al parto: pros y contras

    Inducción al parto: pros y contras

    Lo deseable para una mujer embarazada es que el parto se produzca de forma espontánea y natural en la fecha prevista. Pero hay veces que la inducción del parto puede ser beneficiosa tanto para la madre como para el niño, cuando no, necesaria.

    ¿En qué casos está indicada la inducción al parto?

    Razones médicas para inducir un parto

    Salir de cuentas 

    La razón más frecuente para que un médico vea indicada la inducción al parto es que la embarazada haya salido de cuentas.

    Un embarazo tiene una duración media de 40 semanas, pero como en momento exacto de la concepción no se conoce generalmente, saber la fecha de parto con precisión es difícil. Por tanto, lo normal es que se espere hasta la semana 42 para inducir al parto, ya que solo entre el 4 y el 5 por ciento de los bebés nacen en la fecha prevista.

    Entretanto, los médicos vigilarán a la madre y al niño con especial atención durante las semanas 41 y 42 del embarazo, y llevarán a cabo revisiones a intervalos diarios.

    En la segunda mitad de la semana 42, a más tardar, se inducirá el parto, ya que existe el riesgo de que la placenta deje de cumplir sus funciones por completo y el bebé pueda sufrir una falta de oxígeno, otras deficiencias en su alimentación o problemas circulatorios.

    Inducción al parto por rotura de bolsa sin contracciones

    En la mayoría de los casos, las contracciones y el proceso del parto comienzan dentro de las 24 horas después de haber roto aguas. 

    Si no se producen contracciones después de romperse el saco amniótico, el riesgo de infección aumenta, de manera que se le ofrece a la madre la posibilidad de inducir el parto. Y si ella prefiere esperar un poco más y no se inicia el parto después de 48 horas, por lo general, es inevitable la inducción.

    Diabetes gestacional

    Las mujeres embarazadas que son diagnosticadas con diabetes gestacional presentan un mayor riesgo de sufrir un parto prematuro con rotura de saco amniótico antes de la semana 38 de la gestación.

    Los bebés de madres diabéticas suelen ganar más peso de lo normal durante la gestación. Así que cuando no se produce el parto prematuro espontáneo y se comprueba que el bebé supera los cuatro kilos, se recomienda la inducción del parto por diabetes gestacional después de la semana 38 del embarazo, a fin de evitar que haya complicaciones en el nacimiento.

    Enfermedades crónicas o agudas

    La inducción al parto también está indicada en caso de enfermedades crónicas o agudas, como la preeclampsia (gestosis hipertensiva), enfermedades renales o hepáticas que podrían dañar el bienestar de la madre y del bebé o llevar a complicaciones en el parto.

    Fuerte estrés físico y psicológico de la madre

    El estrés de la madre puede afectar al desarrollo del bebé y también llevar a complicaciones en el parto, a un parto prematuro o incluso a un aborto espontáneo. 

    Por esta razón, en caso de que la madre esté sufriendo un fuerte estrés físico y psicológico, el médico puede recomendar la inducción al parto después de la semana 37 del embarazo, si el bebé es lo suficientemente maduro.

    Déficit de abastecimiento del feto

    Si el bebé no tiene suficiente líquido amniótico, no le llegan los nutrientes necesarios para desarrollarse con normalidad y, por tanto, deja de crecer. Ante tal situación, el médico puede aconsejar inducir el parto.

    Razones personales de inducción al parto

    Además de las razones médicas que acabamos de mencionar, hay casos en los que la programación de un parto inducido la acuerdan los padres junto con el médico por alguna razón personal, como un viaje inevitable antes de la fecha prevista del parto natural.

    No obstante, lo más aconsejable siempre es no inducir el parto si no es por razones médicas.

    ¿Cuáles son los procedimientos para inducir el parto?

    Métodos de inducción al parto

    En principio, cuando después de la semana 40 del embarazo, el bebé no hace amago de querer nacer, las comadronas aconsejan a la madre ciertos métodos naturales para provocar el parto: practicar sexo, ya que, al liberar prostaglandinas, se fomentan las contracciones; estimular los pezones para liberar oxitocinas, hacer ejercicio, caminar, bailar, reír, etc.

    Pero cuando el parto se debe inducir por razones diferentes a haber salido de cuentas, los profesionales sanitarios recurren a otros procedimientos más especializados.

    Procedimientos médicos para inducir el parto:

    • Abertura del saco amniótico. En este caso, el parto debería tener lugar en un plazo máximo de 24 a 48 horas, ya que, de lo contrario, aumentaría el riesgo de infección y de prolapso del cordón umbilical, que suele ser una indicación de parto por cesárea. Por eso, este método ya se utiliza muy poco.
    • Extracción a mano del saco amniótico. Se hace en el caso de desprendimiento de las membranas. Aquí se liberan las prostaglandinas y, en aproximadamente el 50 por ciento de todos los casos, el nacimiento comienza durante las 48 horas siguientes. El procedimiento puede ser doloroso, pero ofrece la posibilidad de que no sea necesario adoptar medidas adicionales para provocar las contracciones o inducir el parto. Esto no aumenta el riesgo de complicaciones del parto o una cesárea.
    • Administración de prostaglandinas vía supositorios, comprimidos o geles vaginales, que a menudo provocan contracciones severas en un corto periodo de tiempo.
    • Administración del suero para provocar contracciones: una infusión con Syntocinon, una variante sintética de la oxitocina, hormona de la subida de la leche y de la sexualidad. Esto también resulta en contracciones muy severas en un corto período de tiempo y a menudo una llamada «tormenta de contracciones». Junto con este suero, también se ofrece anestesia epidural (anestesia local) a la mujer durante el parto para mitigar el dolor.

    Ventajas de una inducción del parto

    El número de inducciones de parto que se practican en la actualidad va en aumento, lo cual provoca controversia y rechazo entre los defensores del parto natural. 

    Sin embargo, como hemos visto, en ocasiones, la decisión de inducir el parto puede ser necesaria e implicar también ventajas para la madre y el bebé.

    Tras evaluar numerosos estudios sobre la inducción del parto, investigadores de la  Universidad estadounidense de Stanford llegaron a la conclusión de que, en el caso de los bebés «salidos de cuentas» que esperan demasiado tiempo para nacer, los inconvenientes de la espera a menudo superan a los inconvenientes de la inducción. Por ejemplo, cuando el meconio (los primeros excrementos del bebé) penetra en el líquido amniótico puede ser perjudicial para el bebé.

    Por otro lado, ya en la semana 41 del embarazo, muchos niños mostraron arrugas en la piel y otros signos de que su embarazo ya estaba durando demasiado. Además, los científicos señalaron que, al inducir el parto a partir de la semana 41, se reduce la probabilidad de una cesárea (alternativa).

    Ahora bien, más allá de una gestación excesivamente prolongada, en el caso de otras indicaciones médicas, ocurre al contrario: un nacimiento natural estaría asociado a riesgos demasiado grandes, por lo que no se plantea la cuestión de los pros y contras de la inducción al parto. 

    Inconvenientes de una inducción del parto

    Los detractores de la inducción del parto critican muchas veces el hecho de que sólo sirve para facilitar la programación de las clínicas o que las mujeres embarazadas expresan su deseo de hacerlo por razones «egoístas». Pero esta es una opinión subjetiva.

    Desde el punto de vista científico, está probado que, comparado con las mujeres que esperan para dar a luz de forma espontánea, las que lo hacen por parto inducido se enfrentan a los siguientes inconvenientes:

    • La anestesia tiene que administrarse casi el doble de veces después de intervenciones para inducir el parto, debido a contracciones intensas y fuerte dolor.
    • La necesidad de medidas adicionales para provocar contracciones se incrementa en un 60 por ciento en el caso de un parto inducido.
    • Se requiere un 60 por ciento más de métodos de monitorización invasivos (CBT/cardiotocografía interna para monitorizar los tonos cardíacos, extracción de sangre fetal).
    • La probabilidad de parto por métodos invasivos vaginales (fórceps, ventosas) aumenta en un 30 por ciento y la probabilidad de una cesárea, en un 50 por ciento.

    En este sentido, el principal criterio para determinar la efectividad de una inducción del parto y qué otras intervenciones médicas puede implicar es el grado de madurez del cuello uterino. Las comadronas evalúan esto y, por lo tanto, cómo avanza el proceso de parto en una escala de 1 a 10 según el llamado método de puntuación Bishop.

    Según este método de evaluación, un valor de 8 o más significa que el cuello uterino está listo para el parto. La inducción del parto ha logrado así su objetivo, con una probabilidad cada vez menor de tener que emplear medidas adicionales para avanzar en el proceso de parto.

    ¿Puede una inducción del parto generar efectos a posteriori?

    No se conocen, de momento, estudios científicos sobre los efectos tardíos de la inducción del parto. 

    Desde luego, lo ideal es un parto natural y lo más rápido posible, por su importancia en términos emocionales para el vínculo entre las madres y sus bebés, tal y como explicó en su obra el famoso ginecólogo francés Frederick Leboyer.

    Pero esto no significa que las mujeres que dan a luz a sus bebés mediante una inducción al parto o una cesárea tengan que temer por que su relación emocional con sus hijos se vea afectada como consecuencia de ese parto no espontáneo.

  • El color de los ojos del bebé

    El color de los ojos del bebé

    Por muy definidas que sean las imágenes de las ecografías actuales, el color de los ojos del bebé es algo que no se puede ver hasta que nace. E incluso ese color de iris que presenta el recién nacido cuando abre los ojos por primera vez, es muy posible que cambie en poco tiempo.

    ¿Qué probabilidad hay de que sus ojos sean azules, verdes o marrones?¿Cuándo se acaba de definir el color de ojos del bebé? 

    El factor genético en el color de ojos del bebé

    Si recuerdas aquellos experimentos con guisantes que nos explicaban en el colegio cuando hablaban de las famosas “leyes de Mendel”, existen genes “dominantes” que se imponen sobre los genes “recesivos” a la hora de transmitir determinados rasgos de padres a hijos.

    Aplicado al color de ojos, es decir, al color del iris que rodea la pupila, los genes dominantes son los oscuros, mientras que los recesivos son los claros.

    Por tanto, si uno de los padres tiene los ojos marrones, es muy probable que el bebé tenga también ojos marrones. De hecho, es este color de ojos el más abundante entre los seres humanos, seguido del azul y el gris.

    Probabilidad de color de ojos del bebé
    Probabilidad de que el futuro bebé tenga un color de ojos concreto, según el color de ojos de sus padres.

    Pero esta regla de los genes dominantes es solo es orientativa, ya que puede suceder, por ejemplo, que una muy determinada combinación de los cromosomas en la ascendencia del bebé dé lugar a que se impongan rasgos recesivos, es decir, los más débiles. Con frecuencia los abuelos transmiten su color de ojos a sus nietos, así que son muchas las opciones.

    A veces, en modelos genéticos muy simplificados, se asigna una probabilidad de 0% para ojos verdes si ambos progenitores tienen ojos marrones. Sin embargo, la genética del color de ojos es más compleja y depende de varios genes. Esto implica que unos padres con ojos marrones pueden portar alelos recesivos que, en casos poco frecuentes, den lugar a ojos claros (verdes o azules). Es decir, el 0% nunca es absoluto.

    El caso es que la ciencia todavía no ha conseguido explicar claramente cuáles son los factores genéticos responsables del color de los ojos del bebé. Además, se pueden producir mezclas de los distintos colores de ojos, por lo que es muy normal que haya sorpresas.

    El color de ojos de los recién nacidos

    El color de ojos de los recién nacidos tiene que ver con la melanina, el pigmento oscuro generado por unas células llamadas melanocitos y que produce la coloración de la piel, el pelo y los ojos.

    En el caso de los recién nacidos con la piel clara, los ojos suelen ser azules porque los melanocitos son todavía inmaduros y no realizan bien su función.

    De las dos capas que componen el iris humano, la inferior está enriquecida con pigmentos de melanina. Si entra luz en el ojo, los pigmentos la absorben y lo protegen así de un exceso de luz. Como en los recién nacidos todavía falta la capa de pigmentos, no se puede producir la absorción, por lo que la luz vuelve a salir del iris y parece azul. Este también es el motivo por el que los recién nacidos son extremadamente sensibles a la luz.

    Cuándo se define el color de ojos del bebé

    Según pasa el tiempo, el ojo va desarrollando los pigmentos y, por eso el color de ojos del bebé se va transformando a lo largo del primer año de vida.

    Conforme pasa el tiempo, si los melanocitos segregan poca melanina, el bebé tendrá ojos azules. Si segrega algo más, sus ojos serán verdes, y si se produce una pigmentación densa, los ojos se verán ámbar, marrones, avellana o negros. Es decir, cuanta más pigmentación produzcan los melanocitos, más oscuro será el color de color de ojos del bebé cuando crezca.

    Aunque rara vez ocurre, también hay niños que acumulan más pigmento en un ojo que en otro, de forma que llegan a tener cada ojo de un color distinto (normalmente azul y verde).

    Cuando el bebé tiene 6 meses, ya se puede intuir el color de ojos que va a mantener. Pero es a partir de los 18 meses cuando los padres pueden dar por seguro que el color de ojos de su hijo/a ya se ha formado definitivamente

    Sin embargo, no debes confiarte del todo, porque se han dado casos de niños a los que les vuelve a cambiar el color de ojos durante la pubertad.

    La influencia del sol en el color de los ojos

    Los investigadores coinciden en que, en la historia de la evolución, el color de ojos de los seres humanos está estrechamente relacionado con la radiación solar

    Por eso, la mayoría de las personas del Polo Norte tienen ojos azules o gris pizarra, porque allí el sol brilla menos que en el resto del planeta.

    Esta vinculación entre melanina, pigmentación y radiación solar explica también por qué los bebés de piel morena suelen nacer en lugares del planeta más soleados y por qué la mayoría de ellos tienen los ojos oscuros desde el principio. Durante el embarazo, se genera por precaución una cantidad de melanina más elevada para proteger los ojos del bebé de la luz solar desde su primer día de vida.

    No obstante, el color de los ojos de estos niños que nacen ya con pigmentación oscura también se va transformando a lo largo del primer año, y se pueden oscurecer aún más e incluso llegar a ser de color negro intenso.

    Así que ya ves que no puedes predecir el color de los ojos del bebé antes del día del parto ni tampoco saber si el color de su iris de recién nacido será el que tenga el resto de su vida. Aunque, al fin y al cabo, tampoco es muy importante, ¿no?

  • Qué es el reflujo en bebés y cómo aliviarlo

    Qué es el reflujo en bebés y cómo aliviarlo

    La regurgitación o el reflujo en los bebés es algo de lo más normal, sobre todo, de los 0 a los 6 meses de edad.

    De hecho, casi la mitad de los bebés regurgita de una a tres veces al día. Cuando esto ocurre, el lactante devuelve espontáneamente la leche que acaba de tomar, poniendo perdido aquello que tenga por delante (en muchas ocasiones, su mami o su papi).

    El problema es si este episodio se repite más veces de lo normal a lo largo del día o cuando el bebé sigue regurgitando más allá de los 12 ó 14 meses de edad. Entonces, podríamos estar hablando de la Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico o ERGE.

    Pero veamos exactamente qué es el reflujo en bebés, qué lo provoca y cómo se puede aliviar.

    En qué consiste el reflujo en los bebés

    A diferencia de los adultos,  el reflujo gastroesofágico en los bebés es generalmente un fenómeno fisiológico.

    Al no estar  totalmente desarrollado el músculo de su esfínter esofágico inferior, esa especie de anillo que une el esófago y el estómago, no llega a cerrar lo suficiente cuando el bebé traga y la comida pasa hacia abajo, de forma que, a veces, ese contenido vuelve hacia atrás y regresa de nuevo a la boca.

    Reflujo gastroesofágico en bebés

    Diferencia entre reflujo y vómito

    Después de explicar qué es el reflujo en los bebés, hay que aclarar que no es lo mismo reflujo que vómito, aunque el desenlace sea muy similar: la expulsión de la comida por la boca.

    La principal diferencia entre el reflujo y el vómito es que, así como con el reflujo, el bebé no tiene arcadas previas y, como mucho, arquea la espalda por sentirse un poco molesto, el vómito sí va acompañado de dolor, sudoración, palidez y mala cara. Esto se debe a que lo que se está produciendo al vomitar es una contracción fuerte de las paredes del estómago para intentar expulsar el contenido de su interior, porque le está haciendo daño, por ejemplo, a causa de una alergia alimentaria.

    Además, el reflujo ácido no siempre provoca el arrojo de una gran cantidad de leche. A veces, los bebés con reflujo prácticamente no expulsan nada.

    ¿Hasta qué edad suelen tener reflujo los bebés?

    Como hemos comentado en la introducción, hasta los 12 meses aproximadamente, el reflujo en los bebés se considera algo normal.

    A medida que el bebé va creciendo y se completa el desarrollo del esfínter esofágico inferior, el reflujo tiende a desaparecer y es raro que se produzcan nuevos episodios una vez cumplido el año y, menos aún, pasados los dos años.

    Muchas veces, la situación ya empieza a mejorar hacia los 6 meses de edad, cuando empieza a introducirse la alimentación complementaria en la dieta del bebé y este pasa más tiempo en posición vertical.

    Si tu bebé sigue regurgitando con más de un año o lo hace muchas veces al día, tendrías que consultarlo con el médico, porque podría tratarse de ERGE (Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico).

    Afortunadamente, esta enfermedad tiene una baja incidencia entre los niños y solo la padece en torno a un 2% de la población pediátrica.

    Síntomas que indican que tu bebé puede padecer ERGE

    Un bebé con Enfermedad de Reflujo Gastroesofágico (ERGE), además de regurgitar, puede presentar uno o varios de los siguientes síntomas:

    • Se muestra muy irritable y llora más de lo habitual.
    • Vomita bastante cantidad de leche y con mucha fuerza (vómito en proyectil).
    • Pierde peso o este aumenta menos de lo que debería ser a su edad.
    • Le cuesta tragar.
    • Respira con dificultad.
    • El vómito y/o las heces contienen sangre.
    • El pañal permanece seco durante 3 horas o más.

    Ojo, porque presentar estos síntomas no significa necesariamente tener ERGE. Hay afecciones distintas a esta enfermedad que pueden causar síntomas muy parecidos.

    Por tanto, tendrá que ser el médico el que examine al bebé y, después de una serie de pruebas, determine el diagnóstico definitivo.

    Es muy probable que el pediatra sugiera algunos cambios en la alimentación para comprobar que no se trata de una alergia alimentaria.

    Cómo se puede aliviar el reflujo en los bebés

    Si el reflujo de tu bebé es fisiológico y no se debe a algo más grave, puedes seguir algunas pautas para aliviarlo:

    • Evita alimentarle en exceso. Es mejor que le des cantidades pequeñas de comida con mayor frecuencia a que espacies más las tomas, pero dándole mayor cantidad cada vez.
    • Haz que tu bebé eructe con frecuencia, tanto durante la comida como después de comer, para impedir que los gases se acumulen en su estómago.
    • Después de cada comida, intenta mantener a tu bebé erguido, al menos, durante 30 minutos.
    • Usa una cuña anti-reflujo cuando acuestes a tu bebé. Le ayudará a tener una posición semierguida y, por tanto, a que el alimento que ha ingerido no vuelva al esófago.

    cuña anti-reflujo para evitar el reflujo en bebés

    • Evita que juegue o esté muy activo justo después de comer. Tampoco lo pongas en una mecedora hasta que no pase un buen rato.

    Ahora que ya conoces bien qué es el reflujo en bebés, aparte de seguir los consejos que te hemos dado, quizás sería recomendable que te hicieras con una buena colección de baberos. 😄

  • 10 ideas de actividades con bebés en casa

    10 ideas de actividades con bebés en casa

    Aunque la marcha diaria con nuestros hijos  no suele dar lugar a mucho aburrimiento, en cuanto se juntan más de dos días festivos – como en Navidades, en Semana Santa o en verano-, enseguida hay que pensar qué hacer para que los niños estén distraídos y, por tanto, tranquilos. 

    Vamos a darte unas cuantas ideas de actividades y juegos para realizar en casa con tu bebé, que además de entretenerle, ayudarán a estimular su desarrollo físico y mental.

    1. Explorar la casa (bajo vigilancia)

    Bebé explora la casa

    Puede sonar muy simple, pero para un bebé, su propio dormitorio y el resto de la casa es todo un mundo por explorar.

    Incluso si aún no anda, puedes ir animándole a recorrer las diferentes zonas del hogar gateando o con la ayuda de un andador para bebés mientras le vigilas para que no coja nada que le pueda hacer daño. Es una buena forma de divertirse y de desarrollar su motricidad, además de descubrir un montón de cosas por sí mismo.

    Para niños que ya andan seguros, esta misma actividad la pueden realizar con un correpasillos para bebés. Algunos modelos están diseñados para que también puedas usarlos fuera de casa.

    ¡Cuidado con las carrerillas!

    2. Un poco de gimnasia con tu bebé

    Gimnasia para bebés

    Los bebés también necesitan hacer ejercicio, tanto para desarrollar sus habilidades motrices y sensitivas como para fortalecer su musculatura.

    Existen en el mercado gimnasios y mantas de actividades para bebés que vienen equipadas con diversos accesorios colgantes (muñecos, sonajeros, etc), que les incitan a mover sus brazos y piernas, haciendo que establezcan una relación entre acción y reacción.

    Si no dispones de uno de estos gimnasios para bebés, no hay problema. Hay muchas formas ayudar a tu peque a hacer ejercicio, como, por ejemplo, dejarle a la vista objetos que le llamen la atención para animarle a que los alcance. También puedes practicar gimnasia para bebés, tumbándole boca arriba, cogiéndole las piernas, acercándoselas al vientre y volviéndoselas a estirar. Esto, además, previene los cólicos.

    Y, si quieres aprovechar para ponerte tú en forma, coge a tu bebé en brazos y realiza ejercicios como los del siguiente vídeo:

    3. Música para bebés y baile con los papis

    Música para bebés y baile

    ¿Qué actividad para bebés en casa puede haber más divertida que bailar todos juntos las canciones que a ellos les gustan?

    Está demostrado que los bebés perciben la música desde antes de nacer y también les encanta cuando son más mayores. 

    Son muy populares los  juguetes musicales para bebés con los que empiezan a aprender sus primeras melodías y bailar siguiendo el ritmo. Si no, en plataformas como YouTube o Spotify puedes encontrar muchas playlists con canciones para niños especialmente seleccionadas que se convertirán en la mejor banda sonora para vuestros juegos y momentos de diversión.

    Sobre todo, dan mucho juego las canciones con letras sobre animales, ya que invitan a imitar sus movimientos y sus sonidos.

    Como recomendación, ¡el Pollito Pío no falla!

    4. Hacer un puzzle simple

    Puzzle como actividad para bebés

    Además de ser muy entretenidos, los puzzles y los rompecabezas desarrollan la vista, el tacto, la coordinación y la capacidad de concentración

    Existen puzzles para todas las edades, desde puzzles de grandes piezas o de cubos para los recién nacidos, hasta puzzles educativos con los que los más mayores aprenden la hora o los nombres de las cosas. Enseñándole cómo resolverlos, se pasarán las horas y ni te darás cuenta.

    5. Dibujo y pintura libre

    Pintar como actividad con bebés

    Esta actividad con bebés es un clásico y les encanta cuando ya tienen edad para, como mínimo, estampar en un papel su mano pintada con colorante alimentario.

    Y es que dibujar o pintar es una apuesta segura para un rato de entretenimiento con los más pequeños de la casa. 

    A partir de los 18 meses, los niños ya pueden empezar a garabatear, así que dale unos crayones o unas ceras,  ponle delante unos folios en blanco -o un trozo de mantel de papel- y deja que se despierten sus dotes artísticas.

    También puedes enseñarle los típicos juegos de dibujo, como contornear su propia mano dedo por dedo o hacer una cara juntando un 6 y un 4.

    6. ¿De qué nos disfrazamos?

    Disfrazarse como actividad con bebés

    No hace falta que sea Carnaval ni comprar disfraces para jugar a vestirse de cualquier personaje o cosa.

    A los niños les encanta imitar y estimula mucho su imaginación el reto de hacerse, por ejemplo, una capa con una toalla o un sombrero con una maceta de plástico. ¡Y no digamos ya si les das algo de maquillaje para que se pinten la cara!

    Y más divertida será aún esta actividad con bebés y niños si los padres os disfrazáis también. Después solo hay que inventar algún juego para los personajes que habéis creado y sorprender al peque con tu mejor interpretación.

    7. Juegos en la bañera

    bañar al bebé es divertido

    ¡Convierte la hora del baño del bebé en el mejor momento del día! 

    Prueba a hacer espuma con un gel de baño para bebé que no irrite los ojos y deja que tu peque se divierta con su tacto suave y sus diminutas burbujas. 

    También puedes darle juguetes para la bañera, como los clásicos patitos de goma a cascadas, barquitos, cascadas o peces. 

    Esta actividad será mucho más segura si empleas una bañera para bebés con hamaca antideslizante incorporada.

    8. Cuentacuentos

    Contar cuentos al bebé

    Los cuentos se pueden contar de muchas maneras, pero si los acompañas con un poco de representación, tu peque se meterá de lleno en la historia y conectará con las emociones que le quieras transmitir.

    Así pues, contar cuentos es una oportunidad no solo de entretener a tu bebé, sino también de estimular su inteligencia emocional.

    Los tres cerditos, Pinocho o Ricitos de oro son cuentos de toda la vida que se pueden representar con mucha facilidad sin necesidad de poseer grandes dotes dramáticas.

    Por otro lado, si tu bebé tiene en torno a los 15 meses, puedes aprovechar para contarle cuentos para dejar el pañal por sí solo.

    9. Juegos con la tabla de equilibrio Montessori

    tabla equilibrio montessori para actividades bebés

    Las múltiples actividades con bebés que se pueden hacer con tabla de equilibrio Montessori, merecen un enunciado aparte.

    También conocida como tabla curva, tabla Waldorf o tabla Pickler, este sencillo juguete es apto tanto para bebés como para niños mayores y hasta para adultos, ya que aguanta 100 kilos de peso. De hecho, tú también puedes probar a subirte con tu hijo/a.

    Entre los usos que tu peque irá descubriendo por sí mismo/a, están el balancín, el puente, el tobogán, la hamaca o la cuna para muñecos.

    Y lo mejor son los beneficios que aporta el jugar con la tabla curva Montessori: fortalece las piernas y los principales músculos del cuerpo, mejora la coordinación, favorece el equilibrio, desarrolla los sentidos, ayuda a integrar el movimiento y el habla, y fomenta la imaginación y la creatividad.

    10. ¿Por qué no un masaje?

    masaje para bebés

    Los masajes son excelentes para estimular el sentido del tacto e hidratar a los bebés. Además, a ellos les encanta y les ayuda a dormir mejor y a aliviar los cólicos, el estreñimiento o los gases.

    Para realizar un masaje a tu bebé, solo necesitas un aceite de masajes para bebé, una superficie llana y no muy dura – por ejemplo, el cambiador- y quizás algo de música relajante y una luz tenue. 

    Extiende el aceite con suaves movimientos por todo su cuerpecito para compartir un momento muy especial con tu pequeño. Masajea su vientre con movimientos circulares y luego recorre sus bracitos y sus piernas de arriba a abajo. ¡Notarás en su rostro lo que le gusta!

    Con estas diez actividades para bebés que te acabamos de proponer, seguro que no va a haber un momento de aburrimiento en la familia las próximas vacaciones. Y el resto del tiempo, a dormir toca. 😴

  • Dolores abdominales en el embarazo: causas y tratamiento

    Dolores abdominales en el embarazo: causas y tratamiento

    Uno de los síntomas del embarazo más habituales son los dolores abdominales. Todas las mujeres embarazadas los padecen con mayor o menor intensidad.

    Mientras que, en algunos casos, solo notan una especie de tirón, en otros, las molestias se parecen más a los calambres fuertes.

    Causas comunes del dolor abdominal durante el embarazo

    Cuando una mujer sospecha que puede estar embarazada, el dolor abdominal suave se interpreta como una señal, junto con otros síntomas o cambios físicos y psicológicos.

    Una vez confirmado el embarazo y cuando ya está más avanzada la gestación, las causas más comunes de los dolores abdominales son las siguientes:

    • Crecimiento del útero y del bebé: hace que aumente la tensión en músculos, ligamentos y órganos internos. 
    • Tensión en los ligamentos uterinos: producen dolores que pueden convertirse en calambres. Los ligamentos uterinos son filamentos de músculos lisos y tejido conjuntivo que recorren los laterales del útero hasta la pared pélvica y desde allí hasta la vulva. Su misión es mantener el útero en una posición estable y erguida. La progresión del embarazo hace que esos ligamentos se sobreextiendan y se estresen a medida que el útero crece, lo que causa dolor a ambos lados del abdomen y en la parte baja o ingles, así como dolor de espalda. El dolor abdominal es similar a los dolores menstruales o a las agujetas. Puede llegar a ser un dolor severo en una etapa temprana del embarazo, sobre todo cuando ese dolor se localiza los ligamentos redondos y provoca como un pinchazo.
    • Desplazamiento del útero: este movimiento evolutivo deriva en el cuadro de tensión de los ligamentos que hemos descrito antes. Muchas mujeres experimentan más dolor abdominal en el lado derecho, ya que, durante el embarazo, el útero tiende a desplazarse ligeramente hacia ese lado..
    • Factores hormonales: las hormonas del embarazo provocan el aflojamiento de los tejidos corporales.
    • Gas y Estreñimiento: al aumentar los niveles de progesterona, se producen gases, ya que la liberación de esta hormona hace que el tracto digestivo se retrase y que, con ello, los alimentos se desplacen más lentamente. Esta alteración también suele derivar en estreñimiento. Bebiendo mucha agua, comiendo alimentos ricos en fibra, haciendo ejercicio suave, y, si es preciso, usando ablandadores de heces, combatirás el exceso de gases y el estreñimiento. 
    • Relaciones sexuales durante el embarazo: también pueden causar dolor abdominal y leve dolor lumbar. Normalmente, las mujeres sienten el orgasmo como una agradable ondulación en la vagina y el útero, pero ahora también puede ir acompañado de una sensación de dolor similar al de las contracciones leves, especialmente en la recta final del embarazo. Esto no supone ningún peligro para el bebé ni para el embarazo, a no ser que haya contraindicaciones médicas para tu caso concreto.
    • Contracciones: como veremos más adelante, pueden producirse prematuramente porque el útero se “entrena para el parto” – contracciones de Braxton Hicks-, por estar sometida a excesos físicos o estrés, o porque el parto ya está cerca.

    Señales de alarma según la fase del embarazo

    El dolor abdominal y los calambres también pueden ser síntomas de complicaciones durante el embarazo, con características y repercusiones diferentes según la fase de la gestación:

    • Al principio del embarazo, por ejemplo, los dolores abdominales pueden deberse a un aborto espontáneo precoz o a un embarazo extrauterino. Si se tratara de un aborto espontáneo precoz (hasta la semana 12 del embarazo), los dolores serían similares a calambres en la parte inferior del abdomen y se acompañarían de sangrado; médicamente, suele ser imparable. En caso de embarazo extrauterino inadvertido, generalmente entre la octava y décima semana de embarazo, además del sangrado, se produce un dolor intenso que comienza en el lado en el que se encuentra el embrión y después afecta a todo el abdomen. En ambos casos, se requiere asistencia médica urgente.
    • En el segundo trimestre del embarazo, el dolor abdominal severo similar al de los calambres puede indicar un aborto espontáneo tardío (de la semana 13 a la 23 del embarazo), aunque es algo poco común y afecta aproximadamente a uno de cada 100 embarazos. En caso de dolor abdominal y sangrado o flujo leve, es preciso consultar de inmediato al médico o la comadrona para saber cómo proceder. Un sangrado agudo es una emergencia y requiere tratamiento hospitalario urgente.
    • Entre la semana 24 y 37 del embarazo, el dolor abdominal, pélvico y de espalda, posiblemente acompañado de diarrea, puede ser una señal de que podría producirse un parto prematuro. Por tanto, es preciso acudir urgentemente al hospital. Si no has roto aguas, se puede retrasar o parar el inicio del parto.
    • En la segunda mitad del embarazo, el dolor abdominal intenso también puede ser un síntoma de otras complicaciones del embarazo. Por ejemplo, el síndrome HELLP, una complicación grave del embarazo, se caracteriza por dolor intenso en la parte superior derecha del abdomen.

    ¿Dolor abdominal o contracciones reales?

    Muchas mujeres embarazadas temen tener contracciones prematuras. Por tanto, es importante distinguir entre el dolor abdominal relacionado con el embarazo y las contracciones reales. 

    Para ello, hay que saber lo que son las llamadas contracciones de entrenamiento o contracciones de Braxton Hicks, que se dan desde el comienzo de la segunda mitad del embarazo. Consisten en una leve contracción de los músculos uterinos y un endurecimiento del abdomen y, generalmente, comienzan entre la semana 28 y 30 del embarazo, pero también hay casos en que las han notado ya en la semana 20. 

    A través de estas contracciones, todo el útero se ve sometido a un «entrenamiento para el parto».

    Las contracciones de Braxton Hicks no suelen ser dolorosas, se suceden a intervalos irregulares y desaparecen después de un minuto como máximo, sobre todo si haces reposo.

    En cambio, las contracciones reales o de parto se producen a intervalos regulares que se van acortando y el dolor aumenta gradualmente. Si antes de la semana 36 empiezas a tener contracciones más de tres veces cada hora, son dolorosas y persistentes, especialmente en la zona lumbar, y van asociadas a flujo acuoso o sanguinolento, es preciso acudir a un médico.

    Por último, ten en cuenta que las contracciones prematuras pueden indicar también que te has excedido física o psíquicamente y necesitas urgentemente descanso y relajación.

    Cómo aliviar el dolor abdominal durante el embarazo

    Aliviar dolores abdominales del embarazo

    Calor

    El calor, la tranquilidad y la relajación ayudan a aliviar los dolores agudos. Por ejemplo, un cojín térmico, un cojín caliente de semillas, una bolsa térmica o un baño caliente ayudan a aliviar el dolor en el útero.

    Masajes

    Los masajes abdominales con aceites suaves de masaje proporcionan relajación. Además, los aceites para mujeres embarazadas mejoran la elasticidad de la piel y ayudan a prevenir las estrías.

     Asimismo, las compresas de aceite en la zona inguinal impiden que el dolor aumente. 

    Bandas para el vientre y fajas

    Cuando el embarazo ya está avanzado, las bandas para el vientre o fajas pueden aliviar durante el día la tensión de los tejidos. 

    Paseos o ejercicio suave

    Las mujeres embarazadas no deben dejar de hacer regularmente ejercicio. Pero has de evitar los movimientos rápidos y repetitivos. 

    Los paseos o algún tipo de deporte de equilibrio suave, como el yoga adaptado, te servirá tanto para mantener el tono físico y activar la circulación como para que, con el movimiento, se relajen los músculos del cuerpo, incluyendo los del útero. De esta manera, también puedes prevenir el dolor intenso.

    Cambiar de postura si estás tumbada

    Para aliviar el dolor de los ligamentos redondos, si estás tumbada, prueba a estirarte suavemente y cambiar de posición.

    Flexionar las caderas antes de toser o estornudar

    Al toser o estornudar, aún se tensa más el abdomen. Flexionando las caderas cuando sientas que te viene un estornudo o una tos, reducirá la tensión y también el dolor.

    Cuándo debes acudir al médico

    Cuándo acudir al médico si tienes dolores abdominales en el embarazo

    En el caso de dolor abdominal persistente, intenso o agudo, es esencial que un médico te examine. Estos dolores no sólo pueden ocultar complicaciones en el embarazo, sino también otras enfermedades como apendicitis, cistitis, cálculos renales o cálculos biliares.

    Sobre todo, has de consultar a tu médico si, además del dolor abdominal, tienes los siguientes síntomas:

    • Fiebre, escalofríos.
    • Sangrado.
    • Náuseas, vómitos, diarrea.
    • Sangrado y flujo llamativo.
    • Escozor o dolor al orinar.

    Como ves, los dolores abdominales en el embarazo son uno de los factores negativos de la apasionante experiencia que supone la maternidad. La parte positiva es que olvidas pronto esos malos momentos en cuanto le ves la cara a tu bebé. 😉

  • Los movimientos del bebé durante el embarazo

    Los movimientos del bebé durante el embarazo

    A la mayoría de las mujeres embarazadas o que han pasado por un embarazo les cuesta describir el cúmulo de emociones que experimentan cuando sienten los primeros movimientos del bebé en su barriga. 

    Probablemente, es en ese momento cuando tomas conciencia de que estás gestando una vida.

    Al principio, solo notas algún golpecito o patadita de vez en cuando. Pero, a medida que el embarazo avanza, esos movimientos se vuelven más regulares e intensos, y se convierten casi en un lenguaje con el que el bebé se comunica contigo.

    Cuándo empiezas a sentir los movimientos del bebé

    A partir de la séptima u octava semana de embarazo, el médico ya puede detectar los primeros movimientos del bebé en la ecografía y mostrártelos en directo a través del monitor.

    Es una imagen impactante, ya que en esas semanas el feto solo mide unos centímetros, pero ya es capaz de “aletear” enérgicamente sus extremidades en el líquido amniótico. 

    Sin embargo, esos primeros movimientos son imperceptibles para la madre. Será entre la semana 18 y 22 aproximadamente cuando empieces notar que tu bebé se mueve, sobre todo si eres primeriza.

    En caso de embarazo múltiple o de que ya hayas estado encinta anteriormente, desde la semana 16 – incluso antes-, ya podrás sentir los primeros movimientos, ya que los músculos abdominales, al haberse dilatado durante la primera gestación, están más laxos y ceden antes a los primeros golpecitos. 

    No obstante, el momento exacto en que empiezas a notar los movimientos de tu bebé depende de la localización de la placenta y del grosor de su pared.

    Muchas embarazadas describen estos primeros movimientos como un “ligero temblor”, una “caricia” o un “mariposeo”. 

    Lo cierto es que estas señales son muy importantes para empezar a involucrarte emocionalmente con tu bebé.

    Evolución de los movimientos a lo largo del embarazo

    evolución movimientos del bebé en embarazo

    • A partir de la semana 24 o 25, los movimientos empiezan a ser más intensos. El bebé boxea, patalea y hasta da volteretas en el líquido amniótico. Puede suceder incluso que le dé hipo, y entonces notes cómo tu barriga se estremece con cada «hip». También puede haber días en los que no sientas nada.
    • Hasta la semana 32, los movimientos del bebé van ganando en intensidad y frecuencia. Irás viendo cada vez más protuberancias en la barriga.
    • Hacia el final del embarazo, sentirás que los movimientos pierden intensidad. En vez de puñetazos en los laterales y patadas en las costillas,  tendrás una sensación de «empujar y estirar». Esto se debe simplemente a la falta de espacio.

    Con qué frecuencia se mueve el bebé

    Lo normal es que un bebé se mueva de manera irregular a lo largo del día. Por tanto, habrá veces en que los movimientos solo duren unos segundos y otras en que lo notes marchoso más de una hora.

    También habrá fases de reposo absoluto, que pueden durar entre 40 minutos y varias horas. Esto es porque el bebé en la barriga, al igual que el recién nacido, tiene su propio ritmo de sueño-vigilia

    Así pues, cuando notes que tu bebé lleva un largo rato sin moverse, lo más seguro es que esté descansando o durmiendo

    Muchos niños se mueven con más intensidad por la noche, cuando su madre descansa o se acaba de acostar.

    En cuanto al número de patadas, aunque este no se puede predecir, la mayoría de las mujeres se acostumbran al ritmo de movimiento de su bebé a lo largo del embarazo y notan si todo está en orden.

    ¿Y si el bebé no se mueve?

    En ocasiones, puedes tener la sensación de que el bebé no se ha movido durante horas, cuando en realidad sí lo ha estado haciendo. Esto puede deberse a que has estado concentrada en diversas tareas que te han mantenido desconectada de lo que ocurría en tu vientre.

    Además de esto, existen otras causas por la que puedes sentir menos los movimientos fetales:

    • Alta cantidad de grasa abdominal.
    • Baja cantidad de líquido amniótico.
    • Bebé posicionado con sus brazos y piernas alejadas de la pared uterina.
    • Placenta ubicada en la cara anterior del útero, ya que amortigua el movimiento del bebé.

    Consejos para estimular los movimientos fetales

    No obstante, si tanto a ti como a tu pareja os preocupa esa aparente ausencia de movimiento, podéis probar varias estrategias para animar al bebé a que se mueva:

    • Acuéstate sobre el lazo izquierdo, apoya la barriga en una almohada y espera un rato.
    • Siéntate, pon los pies en alto, relájate y espera.
    • Ponte un aparato de música sobre la barriga o acaríciala tranquilamente, ya que es una forma de despertar al bebé en caso de que esté dormido.
    • Consume algún alimento que sepas que estimula al bebé.

    Si aún así estáis inseguros y veis que el bebé no responde a los estímulos, lo recomendable es que consultéis al médico o a la comadrona. En la mayoría de los casos basta con una ecografía o con medir los latidos del bebé para comprobar que todo está bien y que no se está produciendo sufrimiento fetal.

    Pero lo más habitual es que no haya nada de lo que preocuparse. De hecho, más de una vez os tocará tranquilizar al bebé con caricias, susurros o cantos, ya que, a partir del quinto o sexto mes de embarazo, ya empieza a sentir vibraciones, cambios de temperatura y presión.

    En definitiva, los movimientos del bebé en la barriga representan una bonita forma de comunicación con su futura familia y eso hay que saberlo disfrutar.

  • La fecha del parto: un valor orientativo pero no preciso

    La fecha del parto: un valor orientativo pero no preciso

    Las madres y los padres que están esperando un bebé siempre tienen curiosidad por saber la fecha exacta en que su retoño va a venir al mundo y van a poder cogerlo, por fin, en sus brazos. Pero lo cierto es que solo entre el 4 y el 5 por ciento de los bebés nacen en la fecha prevista.

    No obstante, aunque no se pueda calcular con exactitud la fecha del parto, sí hay fórmulas para saber la fecha aproximada, lo cual ayuda no solo a organizarse en casa sino también a evaluar el desarrollo del bebé durante el embarazo.

    ¿Cómo se calcula la fecha del parto?

    Sin olvidar que se trata de un valor orientativo y que solo fija un margen, lo primero que hay que averiguar para calcular la fecha de parto es el día aproximado en que se ha iniciado el embarazo.

    La ovulación y, con ello, la posibilidad de quedarse embarazada, suele caer en la mitad del ciclo. El óvulo vive luego unas doce horas. Si no se fecunda durante ese tiempo, muere y se expulsa con el siguiente periodo. Así, el comienzo real de un embarazo es  casi idéntico al momento de la ovulación, que por regla general no se puede medir con exactitud.

    Por eso, el cálculo de la duración de un embarazo se basa en el primer día de la última menstruación, que es un dato fácil de controlar. A ese día se le conoce técnicamente como FUM (último período menstrual) o FUR (fecha de tu última regla).

    A partir de esa fecha, se cuentan 280 días ó 40 semanas, aunque el embarazo en sí realmente dura solo 38 semanas. En las dos primeras semanas que se han calculado todavía no existe el embarazo, sino que el cuerpo se prepara para quedar encinta.

    Para contar los 280 días ó 40 semanas a partir de la FUR, te puedes ayudar de un calendario como el que te mostramos en el artículo Cómo saber si estoy embarazada: síntomas y pruebas de embarazo.

    Regla de Naegele

    Por otro lado, existe una fórmula para averiguar la fecha probable del parto (FPP), llamada “regla de Naegele”. Es la que tiene mayor aceptación entre los especialistas y está recomendada por la Organización Mundial de la Salud. 

    Regla Naegele para calcular la fecha del parto

    Por ejemplo, si tu FUR (fecha de la última regla) es 1-11-2020, la fórmula quedaría así:

    Sumas 7 días = 8

    Restas 3 meses = mes 8 (agosto)

    Añades un año (excepto si tu última regla fue en enero o febrero) = 2020

    Resultado de tu FPP: 8-agosto-2021

    Puedes usar esta fórmula para una primera aproximación a tu FPP, pero será la ecografía que te realice tu ginecólogo/a la que te dé el dato más fiable.

    ¿Cómo determina el médico la fecha prevista para el parto?

    Normalmente, entre la semana 9 y 12 del embarazo, se realiza la primera ecografía, y ahí el médico también verifica la fecha de nacimiento calculada

    Los datos físicos en los que se basa el especialista son la longitud céfalo-caudal del niño o el diámetro del hueso craneal entre las sienes. Si hay más de cinco días entre la fecha de nacimiento calculada y la fecha determinada por la ecografía, el nuevo valor se convierte en la fecha de nacimiento prevista.

    Después de la semana 12 de embarazo, los médicos no suelen corregir la fecha de nacimiento, ya que a partir del segundo trimestre de embarazo, cada bebé tiene su propio ritmo de crecimiento individual. Por tanto, la medición de la longitud corporal o del diámetro craneal deja de cobrar importancia.

    Si una mujer no se entera de que está embarazada hasta que ha pasado el tercer mes de embarazo, el médico determina en la ecografía todos los datos que le permitan sacar conclusiones sobre la fecha de nacimiento. Entre estos datos, cabe destacar el diámetro transversal de la cabeza, la longitud del fémur y la circunferencia abdominal del bebé a la altura del cordón umbilical.

    Importancia de la fecha de nacimiento para la evaluación médica del embarazo

    Determinar la fecha de nacimiento esperada lo más exactamente posible es importante para evaluar el nivel de desarrollo del bebé y para llevar a cabo ciertos procedimientos médicos. 

    Por ejemplo, una cesárea no se programa generalmente antes del comienzo de la semana 38 del embarazo, debido a que el cuerpo del bebé y, sobre todo, su función pulmonar no están completamente desarrollados hasta entonces.

    Incluso en el caso de complicaciones del embarazo, contracciones prematuras o partos prematuros, saber con más o menos con exactitud la duración real del embarazo permite minimizar los riesgos tanto para la madre como para el niño.

    ¿Y si el parto se retrasa?

    Aunque pueda originar inquietud, el nacimiento «salido de cuentas», por lo general, no es peligroso para el bebé, y casi siempre se produce en el margen de tiempo normal para el nacimiento. Lo importante es que la placenta siga cumpliendo bien sus funciones y, por tanto, el bebé esté bien.

    Por este motivo, a partir de la semana 40 se controla el embarazo con mucha más frecuencia. Si no hay complicaciones, el parto se induce normalmente a mediados de la semana 42, ya que si se prolongara más, estaríamos hablando de un embarazo postérmico o posmaduro y sería perjudicial para el bebé.

    Así pues, cuando pienses en la fecha del parto, hazte a la idea de que un embarazo puede durar entre 37 y 42 semanas, por lo que has de contar siempre con esa horquilla. Así, solo tendrás que preocuparte de acudir a las revisiones rutinarias en tu centro médico.

  • Gases en el bebé: molestos pero fáciles de aliviar

    Gases en el bebé: molestos pero fáciles de aliviar

    Los gases en el bebé durante los tres primeros meses de vida son muy frecuentes y, en muchas ocasiones, desencadenan ataques repentinos de gritos continuos. 

    El aire y otros gases pueden llegar al estómago de tu bebé cuando este llora, bebe o simplemente respira. Incluso aunque haya bebido poca leche, las flatulencias pueden generarle una incómoda sensación de pesadez que haga que se encuentre mal.

    Muchos padres conocen esta situación como «cólico de los tres meses» o «cólico del lactante». ¿Es tu caso?

    Para empezar, te diremos que algunos expertos atribuyen esta fuerte tendencia a los gases a que el aparato digestivo del bebé aún no está del todo desarrollado.

    Cómo detectar si tu bebé tiene gases

    A algunos bebés les cuesta mucho eliminar el aire de la barriga y necesitan un eructo después de cada comida. Otros, en cambio, apenas tienen problemas.

    Observa si tu peque para repentinamente de mamar o de beber del biberón, tuerce el gesto y empiece a llorar. Lo más probable es que tenga gases.

    También puede suceder que, aunque no arranque a llorar, tu bebé proteste retorciéndose y haciendo muecas cuando lo quieres acostar después de darle el pecho. En este caso, la razón pueden ser los gases o simplemente que tenga pipí. 

    Beber del biberón suele dar más gases

    El bebé que toma biberón tiene más gases

    Según las comadronas, los bebés que maman tienen menos problemas de gases los que llevan pocos días bebiendo del biberón. Esto se debe principalmente a que los niños que maman pueden controlar el flujo de leche del pecho hasta cierto punto, por lo que, en succionan más despacio y tragan menos aire que si toman el biberón.

    Además, cuando se coloca al bebé correctamente junto al pecho durante la lactancia materna, la anatomía de su boquita se adapta perfectamente a la areola, por lo que no puede entrar aire o entra muy poco.

    En cambio, el diseño de la tetina de los biberones hace que el bebé trague bastante más aire. Por eso, los padres deberían tener en cuenta las siguientes recomendaciones cuando dan el biberón:

    • La inclinación del biberón es óptima cuando la leche reemplaza todo el aire de la tetina.
    • El bebé no debe comer tumbado, sino medio erguido.
    • Después de cada comida hay que darle unos golpecitos para que eructe.

    No obstante, hay modelos de tetinas que se inspiran en el pezón de la mujer, por lo que la boca del bebé se adapta mejor a su forma.

    Dicho todo esto, hay que recordar que los bebés que maman también necesitan eructar, sobre todo cuando la madre presenta mucho reflejo de eyección de la leche – subida de leche abundante- y el niño bebe rápido.

    Cómo puedes ayudar a tu bebé a expulsar los gases

    Existen tres posturas para ayudar al bebé a expulsar los gases:

    Sobre el hombro

    Con el culito bien asentado sobre el pliegue del codo, el bebé apoya la cabecita sobre tu hombro mientras lo acaricias o golpeas suavemente en la espalda con la mano libre.

    La postura del avión

    El bebé se coloca boca abajo sobre tu antebrazo  y tú le sujetas la cabecita con una mano y con la otra puedes frotar su espalda. Puedes probar la misma postura pero colocando al bebé sobre tus piernas en vez de sobre tu brazo.

    Sentado erguido

    El bebé se sienta sobre tu regazo, con la espalda contra tu estómago. Tienes que sujetar al niño por debajo de tus brazos, con tu mano bajo su barbilla, e inclinarle el tronco ligeramente hacia delante. Con la mano libre, le puedes acariciar o golpear suavemente la espalda.

    Pies hacia nariz

    Esta maniobra se realiza con el bebé tumbado boca arriba. Sencillamente, coge sus piececitos y ve acercándolos con cuidado hacia su nariz.

    Masaje en el abdomen

    Otra forma de ayudar a tu bebé a expulsar los gases y a aliviarle el dolor es dándoles un masaje en el abdomen. Más adelante, te explicaremos cómo.

    Lo mejor es que pruebes todas las posturas para ver cuál es más cómoda tanto para ti como para el bebé. Si el eructo o el pedo tarda mucho en producirse, puedes ir cambiando de postura.

     

    Cuándo ir al médico por los gases del bebé

    La mayoría de bebés superan la etapa de los gases sin problemas. En cuanto se vuelven más ágiles y pueden moverse solos, desaparecen  las flatulencias causadas por un exceso de aire en la barriguita.

    Sin embargo, debes llevar al pediatra a tu bebé si sufre fuertes flatulencias o manifiesta dolencias llamativas de un día para otro. Alguno de los siguientes síntomas pueden darte la señal de alarma:

    • Flatulencias con ataques de gritos tras cada comida.
    • Excrementos líquidos, espumosos o que salpican.
    • Excrementos extremadamente sólidos.
    • Rechazo a beber.
    • No ganar peso.

    En estos casos, detrás de las flatulencias combinadas con los demás síntomas podría esconderse una enfermedad grave que el pediatra deberá aclarar y, en caso necesario, tratar.

    Cuanto menos tiempo tenga el bebé, menos debes tardar en consultar al pediatra si se presenta este cuadro de síntomas y gases.

    Por otro lado, para los padres que están sometidos a mucha tensión a causa de estos problemas que generan los gases del bebé, también puede ser recomendable ir al médico y recibir asesoramiento y ayuda profesional. 

    Consejos de prevención y tratamiento

    • Empecemos por aclarar que no se ha demostrado científicamente que los alimentos flatulentos que coma la madre provoquen gases en el lactante. 
    • Cuando le des el biberón a tu bebé, procura que no quede espuma después de haberlo agitado.
    • Merece la pena que pruebes diferentes tamaños de agujero de la tetina para que entre la mínima cantidad de aire posible.
    • También puedes relajar el estómago del bebé haciéndole masajes suaves circulares en la barriguita, en el sentido de las agujas del reloj (si es necesario, con aceite de comino). Un pedo sonoro te  indicará que la flatulencia se ha disuelto literalmente.

    En el siguiente vídeo, puedes ver la mejor forma de hacerle un masaje a tu bebé para aliviar los gases:

     

    • Contra las flatulencias frecuentes, las comadronas también recomiendan remedios naturales, como la manzanilla o los supositorios de comino.
    • Si el pediatra detecta intolerancia a algún alimento, recomendará una dieta especial. Llegados a este punto, quedará descartado cualquier tipo de experimento y el pediatra deberá supervisar cualquier cambio de alimentación al respecto.

    Así que ya sabes, los gases en los bebés son un problema muy común, que desaparece normalmente cuando el bebé empieza a moverse por sí mismo.

    Mientras tanto, no olvides provocarle el eructo después de cada comida y visitar al pediatra si observas dolencias poco claras o especialmente agudas.

  • Terrores nocturnos en los niños: un miedo que se olvida al despertar

    Terrores nocturnos en los niños: un miedo que se olvida al despertar

    Gritar, llorar sin control, respirar de forma agitada, sudar o patear son algunos de los síntomas de los terrores nocturnos, que suelen afectar a niños a partir de los 2 años, aunque también se han dado casos en bebés de tan solo 18 meses.

    En principio, es algo normal y no debes alarmarte si tu peque sufre estos episodios de terror mientras duerme, pero has de saber cómo actuar en caso de que le ocurra para no empeorar la situación.

    Qué son los terrores nocturnos

    Los terrores nocturnos, al igual que las pesadillas y el sonambulismo,  son un tipo de “parasomnia”, es decir, un trastorno de la conducta durante el sueño que no produce una interrupción importante del mismo.

    Los niños y los bebés que sufren terrores nocturnos experimentan episodios de pánico durante la fase No-REM del sueño, la cual coincide con la etapa de adormecimiento – transición del estado de vigilia al sueño- y suele darse en el primer tercio de la noche.

    Normalmente, los episodios de terrores nocturnos en niños y bebés son breves y duran unos 10 minutos, pero hay veces que se alargan un poco más. 

    Cómo diferenciar los terrores nocturnos de las pesadillas

    Aunque, como hemos dicho, los terrores y las pesadillas pertenecen al grupo de las llamadas «parasomnias», hay diferencias entre una y otra:

    • Mientras que los terrores nocturnos suelen producirse en la primera parte de la noche (fase No-REM, las pesadillas son malos sueños que se generan en la segunda parte, coincidiendo con la fase REM.
    • Un niño o un bebé que tiene pesadillas puede moverse y emitir algún sonido. Pero en un episodio de terrores nocturnos, el miedo se manifiesta de una forma más expresiva, con movimientos bruscos, patadas, gritos, respiración agitada y sudores. El niño puede incluso llegar a levantarse de la cuna o cama.
    • Durante una pesadilla, los niños pueden despertarse fácilmente. En cambio, es muy difícil despertar a un niño con terrores nocturnos, aunque nos parezca que está despierto por tener los ojos muy abiertos y la mirada fija.
    • Cuando el niño que ha tenido un episodio de terrores nocturnos se despierta, no recuerda nada de lo ocurrido. Sin embargo, las pesadillas pueden recordarse y dejar una mala sensación en el cuerpo tras despertar.

    ¿Hay factores pueden provocar los terrores nocturnos en los niños?

    Los terrores nocturnos infantiles se asocian principalmente con la falta de sueño, pero lo cierto es que no hay una única causa que provoque este tipo de trastorno en los niños.

    No obstante, aparte de los malos hábitos del sueño, los expertos apuntan a otros factores que influyen como detonante de los terrores nocturnos y que pueden darte una pista si tu peque los está padeciendo:

    • El propio proceso madurativo del cerebro de los niños, lo que origina “reajustes” nocturnos. En este sentido, es interesante conocer bien el sueño del bebé y sus diferentes etapas para estar preparados.
    • Tener fiebre.
    • Estar pasando por una etapa de estrés.
    • El cansancio extremo.
    • Malas experiencias recientes, como haber visto algo violento en la tele o haber presenciado una bronca fuerte entre sus padres.
    • Los viajes o cualquier cambio de horario que influya en sus hábitos de sueño.
    • Afecciones no diagnosticadas que interfieran en el sueño, como las apneas, el síndrome de las piernas inquietas.

    Cómo actuar si tu peque tiene terrores nocturnos

    Terrores nocturnos en los niños

    Generalmente, los padres que presencian por primera vez un episodio de terrores nocturnos en su hijo o hija, se asustan bastante, ya que, como más de uno comenta, “parece una auténtica posesión”. No es raro, pues, llevarse alguna patada o manotazo si se acercan mucho.

    Ante tal escena de gritos, llantos y movimientos bruscos, el primer impulso de muchos padres es despertar al niño inmediatamente. Sin embargo, según los expertos, esto es un error, primero, porque el niño está profundamente dormido – aunque tenga los ojos abiertos- y no va a reaccionar a ningún estímulo externo; y, segundo, porque, si llega a despertarse, va a estar mucho más agitado y le va a costar dormirse de nuevo.

    Por tanto, aunque suene descabellado, la recomendación de los pediatras ante un episodio de terrores nocturnos, es quedarse cerca del niño observándolo y procurando que no se haga daño con nada de lo que tenga alrededor. Una vez se le haya pasado, acomódale en su cuna o camita, dale un besito de buenas noches y vuelve a la cama.

    En este sentido, te puede venir muy bien practicar colecho durante los primeros años, ya que, por un lado, dormir junto a tu bebé te permitirá atenderle inmediatamente si padece terrores nocturnos o pesadillas, y, por otro, está demostrado que los bebés que duermen junto a los padres desarrollan un mayor grado de autoconfianza y seguridad en sí mismos. Este beneficio emocional favorecerá la transición de la cuna a la cama cuando llegue el momento.

    Otra cuestión es que tu peque sufra terrores nocturnos con mucha frecuencia o que los episodios sean especialmente violentos, en cuyo caso debes consultarlo con su pediatra.

    En definitiva, lo más habitual es que los terrores nocturnos en los niños se limiten a episodios breves que desaparecerán con el tiempo y con la ayuda de nuestros cuidados y de nuestro amor. 😊